miércoles, 23 de noviembre de 2016

Si no lo tienes, estás out!




- ¿A ti te gustaría  tener muchos criados en casa que te lo hicieran todo?

Esta pregunta me la espetó muy serio el otro día un niño de 9 años con pocas ganas de poner la mesa para cenar. Como siempre que me pregunta algo no relacionado con Pokemon, me tomé mi tiempo y le contesté la verdad.

- No. No me gusta tener a gente que no son mis amigos en mi entorno más íntimo, todo el tiempo, viendo lo que hago, escuchando lo que digo, formándose opiniones sobre mi cuando estoy con los míos a mi bola sin el chip del trabajo, de la buena vecina, de la mamá de la clase, cuando no tengo el mandato social de tener filtro.

En esta época de compartir, socializar y conectar, me estoy volviendo cada vez más una huraña celosa de mi intimidad y privacidad. Para los que no hayan visto la nueva temporada de Black Mirror, os recomiendo encarecidamente el primer capítulo. Estamos más cerca de ahí de lo que os creéis. Os lo dice una que va sin smartphone por la vida y no ve más que cabecitas gachas por la calle. Si lo que allí cuentan llega algún día, pienso ser la camionera. Avisado quedas, mundo.

La última vez que quedé de cena de curro el tema era: a tal hora en tal sitio para la previa. Llegué puntual como es mi costumbre y 10 minutos después todavía no había llegado nadie. Cuando ya estaba pensando en irme a mi casa que estaba al lado porque no había cogido el móvil y me olía la tostada, apareció un compañero al que tenía ganas de ver.

Las dos primeras cervezas de la noche cayeron juntos, y cuando acababan de servirnos la primera, mi colega vio los wattsaps del grupo de wattsap en el que, 15 minutos antes de la hora prevista, un iluminado había decidido que el local X, dos calles más abajo era mejor, más nuevo y moderno para tomar la previa...Y por obra y gracia del wattsap del grupo de wattsap al que todos los días envían media docena de mensajes con fotos del negro del wattsap, todo el mundo estaba en el otro garito. Mi colega ni se planteó cambiar de local, ni siquiera se molestó en contestar al puto wattsap, y me parece más guapo desde entonces.

Yo invité a esa ronda, él me la devolvió en la siguiente y al llegar la hora de juntarnos con la chupipandi del wattsap que ya había enviado al grupo de wattsap varias fotos del inicio de la noche, nosotros ya íbamos medio ebrios de cerveza, conversación interesante, miradas disimuladas tanto a mi escote como a sus bíceps y al llegar andando despacito al restaurante se me olvidó pegarles el toque a estos adictos al slide to unlock.

lunes, 26 de septiembre de 2016

El delicado asunto de compartir habitación


Buenas noches compañera, que duermas bien

La semana pasada estuve de viaje de curro. Pongámonos en situación. Tres compañeros y yo. Dos de ellos en la treintena larga y el tercero con veintitantos. Uno de los treintañeros majete, el otro altamente interesante y el veinteañero clavadito a Hugo Silva, notedigomás. Como el jefe es un rata, sólo nos dieron permiso para pasar el día, nada de quedarnos a dormir a cargo de la empresa, y para no pegarnos la paliza de madrugar salvajemente para estar en la ciudad a la hora convenida, decidimos por nuestra cuenta y tarjeta de crédito pagarnos un hotel e ir la noche antes, así llegábamos a la cita frescos y descansados.

Justo me llevo 5 años con los dos treintañeros, los suficientes como para que cuando ellos terminaron sus carreras universitarias, los erasmus, los interrail y los carnets de mochilero estuvieran ya al cabo de la calle.

Aplicando pues su mundanal experiencia, al majete se le ocurrió la idea de que para ahorrar pasta podíamos compartir habitaciones, y así lo comunicó al grupo. Ante la opinión de los otros de que la cosa no tenía más que ventajas, parecía que el tema iba adelante. Mis hormonas desatadas y yo nos tomamos una noche para consultarlo con la almohada, y llegué a la conclusión de que no soy moderna y actual.

Yo intento ser buena gente, amiga de mis amigos, fiel a mi compañero de vida, respetuosa con las costumbres ajenas y con el medio ambiente, pero, pero….tener que dormir al lado de un clon veinteañero de Hugo Silva sin poder lamerle siquiera los abdominales que sobresalen de la minúscula toalla que nos dieron para ducharnos está por encima del límite de mi resistencia. Lo siento, soy humana. O ver a mi compañero majete en gayumbos, camino del baño al que he de entrar luego a lavarme los dientes, móvil en mano diciendo “voy a tardar un ratito” tampoco es algo que me apetezca cenar. Lo siento, soy pudorosa. O que mi compañero el altamente interesante se quite la camiseta y descubra que su torso es todavía más interesante que su actitud de tipo duro y silencioso… No podría pegar ojo en toda la noche. Lo siento, soy impresionable. Y además, la mujer del Cesar no sólo ha de serlo, sino parecerlo. El resto de compañeros sabían lo del viaje, de modo que era sólo cuestión de tiempo que trascendiera la distribución de las habitaciones, y tenía 2 de 3 posibilidades de que nadie creyera que sólo habíamos dormido. Ufff, 30 pavos menos no me van a sacar de pobre y voy a dormir mucho más tranquila. Y si alguno quiere sal…Que pruebe a llamar a la puerta a ver qué pasa.

Por supuesto se lo conté a mi hombre, y me resultó curiosa su reacción. Aunque es evidente que no le habría hecho demasiada gracia porque me ve con buenos ojos y cree que cualquier hombre de 25 a 50 años que se viera en esa situación conmigo no podría resistirse a una intentona, (qué mono es) Su respuesta fue más bien del tipo: Con lo tiquismiquis que tú eres no me creo ni de coña que pernoctes por propia voluntad con un maromo que no comparta tu sangre o tu hipoteca. Cómo me conoce.

Conclusión, esta cuarentona durmió como un tronco en su cama grande, con su ropa tirada por toda la habitación, sus cremas copando la encimera del baño y yendo y viniendo a la ducha en bolas tan ricamente. Y sólo me costó un par de horas y un libro de Alan Poe resistir la tentación de ser yo la que llamara a alguna puerta. Ejem…Lo siento, estoy salida, ya lo dije en el post anterior!

martes, 6 de septiembre de 2016

Bienvenidas a los 40, ¿pero qué mierda es esto?



Como decíamos ayer…Estuve el domingo de copazos con dos amigas. A media tarde, con un par, gin-tonic arriba, gin-tonic abajo. Vale, lo reconozco, maridos y niños andaban en alguna parte de los alrededores, pero nosotras, que no nos veíamos desde hacía meses, teníamos toda la intención del mundo de pasar de la progenie y dedicarnos a beber, a ponernos al día y a reírnos salvajemente de que nos hacemos mayores sin remedio.

Porque recapitulemos, hace mil, a los 40, "Una" era una señora respetable que pasaba sus días plácidamente zurciendo calcetines, con los hijos ya en la universidad, con las tetas caídas desde que nació el pequeño, las canas y las arrugas campando a su aire, tratando al marido como lo que era; ese señor con el que te casaste virgen a los 20, que trae la nómina a casa y con el que tienes que hacer el misionero al menos un sábado de cada mes para que no se te vaya demasiado de putas y te pegue algo.

Ahora, a los 40, somos lo que nos da la gana, que ya iba tocando, pero eso tiene consecuencias. No puedes engordar ni envejecer, te lo prohíbes hasta tú, curras más que nunca porque estás en el meollo de tu carrera, tienes uno o varios churumbeles en infantil o primaria ¿un enano de 3 años y tú con 42??? Locura, muerte, Apocalipsis!! ¡¡NO lo hagais!! Si ya has llegado a los 37 sin tener hijos…¿para qué te vas a meter en fregados de pañales y noches en vela a estas alturas?? Te va a costar la salud, la vida sexual y el ascenso. Hasta mi hijo de 9 años lo dice: 9 de cada 10 madres recomiendan NO tener hijos. Y lo dice tan serio, a sabiendas de que de vez en cuando sale alguno como él, sensato, con ironía, amb coneiximent, pero la mayoría, en los tiempos que corren, son salvajes-mimados-tiranos hijos de padres envejecidos y agotados que los tuvieron porque se les pasaba el arroz y ahora no saben qué hacer con ellos. Advertida quedas. Amen.

Bueno, volvamos a los copazos. Resulta que no soy yo sola la que está desconcertada con su nuevo estatus de viejoven, estamos todas igual!!! A saber:

Cada día te duele una cosa nueva, algo que no te había dado por culo en la vida y ahora de repente te saluda ¡Hola! Me llamo lumbalgia, y te anuncio que a partir de hoy, la postura del perrito va a cobrar para ti unos matices desconocidos hasta la fecha. Hijaputaaaa, no me quites estoooooooo, porque esa es otra…

Estoy oficialmente salida. Ya está, ya lo he dicho. Antes también, aunque me avergonzaba reconocerlo, pero ahora me la pela. ¡Ahora entiendo cómo van los tíos en general por la vida intentando que no se les note que se tirarían a dos de cada 3 tías con las que interactúan! pobres… He aquí un tema en el que profundizar en próximas entradas, me lo apunto...

Holaaaa!!! Me alegro de haber vuelto, ya iré puliendo la imagen de este antro conforme pueda.