Disfrute de unas merecidas vacaciones mientras sus hijos se
divierten en nuestro club infantil.
Drop off
your kids and shop calmly!
Este verano sólo tengo dos semanas de vacaciones, y llevo
años constatando que cuando se trata de organizarlas, todo el mundo me sugiere
desde internet que lo que he de hacer en
esas dos únicas semanas al año en que comparto horario con mis cachorros, lo
que he de hacer para disfrutar de la vida y tomarme el descanso que merezco, es
aparcarlos en cualquier lado con vinilos del Bob Esponja en las
paredes y olvidarme de lo plastas que son hasta la hora de cenar en el buffé del hotel.
La última vez que fui con mi familia a un restaurante de
moda, lo primero, os lo juro, lo primero que nos dijo el camarero hipster fue
que las cucharas y platos eran muy caros y difíciles de conseguir, que por
favor no rompiéramos ninguno. Sólo porque acababan de sentarse dos niños a la
mesa. Cenamos muy bien, estaba todo muy bueno, los críos se portaron como
suelen, es decir, un par de craks, el camarero nos dio las gracias y la tarjeta
del local con la mejor de sus sonrisas y decidimos que donde no somos
bienvenidos no pensamos volver.
Tengo puesto en el monitor de mi ordenador un postit que
reza: niños NO. Para que no se me olvide que no he de mencionarlos desde que dos
de mis compañeros solteros, fiesteros y modernos (uno de ellos con los 40 ya cumplidos pero convencido de que tiene 27) se quejaron de que siempre
estabábamos hablando de los hijos. Cualquiera que haya leído media docena de
posts de mi blog sabrá que porsupuesto soy una de esas mujeres cuya única misión en la vida es la gestación y crianza de retoños, están en todos los grupos de wattsap del colegio y los fines de semana
los pasan haciendo galletitas y buscando regalitos para la maestra de la
"peque" que mira que vestidito a juego con el mío le he comprado en
Gocco o como se diga. La verdad es que no lo calculé,
pero igual sí los nombraba al menos una vez al día, no sé, igual porque viven
conmigo y están implicados en muchas de las cosas que me suceden en el día a
día. Quizás tenían razón, igual debería haber hecho una estadística
contabilizando las veces que hablo de ellos para ver si supera las conversaciones
que no me interesan en absoluto y escucho a diario sobre fútbol, porno y tomar cervezas. Aunque eso son tres cosas, y
yo sólo tengo 2 hijos...
Así que decidí no hablar más de ellos en el trabajo, y de
eso hace como 6 meses. Nadie se ha dado cuenta, pero yo sigo al día de cómo va
el mercado de verano en primera división.
Es por tanto que he llegado a una conclusión irrefutable y desde
aquí hago un llamamiento a todas las mujeres de España. O del estado español o como
coño se llame ahora, o del mundo si me apuráis, tal es mi cabreo. Es cierto, tienen razón, debemos
dejarlo. No más niños. Si tanto les molesta, si tan terrible es a ojos de
los demás su existencia, si nuestro jefe, nuestros compañeros de restaurante,
gimnasio, trabajo, viaje en avión, metro o tranvía nos van a mirar como
apestados cada vez que aparecemos con nuestra progenie en su ángulo de visión,
yo digo como demócrata de pro que soy, que la mayoría no puede estar
equivocada, así que se acabó lo de tener niños.
No hay güevos a que todas las mujeres del
planeta se planten y dejen de parir digamos durante 5 años como señal de
protesta. Es un reto oficial. Se acabaron las tías locas dando de mamar, los carritos de bebé estorbando
a los ciclistas por las aceras, los parques infantiles quitando sitio a los
runners y skaters y homeless. Espera, o ¿es al revés? Bueno, no sé, seguro que
la culpa es de los críos llorones.
Unámonos como hembras fértiles que somos y hagámoslo por el resto de congéneres que quieren paz y
tranquilidad en su vida. También por aquellos que quieren follón pero del que montan los adultos, ese que
implica borracheras, vomitonas, colillas y condones usados por todas partes y
toneladas de basura post-fiesta tirada en cualquier lado. Eso sí, sin ningún pañal
en ese montón de escombros en que quedará convertida la playa después de San
Juan, que los niños son ruidosos, imprevisibles, egoístas y vomitan y se mean en cualquier lado. ¿Sólo los niños?
5 años, señoras con ganas de ser madres! ¡¡Sólo pido 5 años!!. A ver qué pasa en el mundo. Aunque en vista de
lo que ha ocurrido en mi trabajo igual el mundo no se da ni cuenta. Y cuando
quiera darse cuenta, no tendrá quien le pague el descanso y las vacaciones del
Imserso que merece.